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7/01/2007

El folklore de la mediocridad

Hoy Olé ha terminado de colmar mi paciencia, no es por el lobby que hace con jugadores o como un día un equipo es lo más y al otro día es bastardeado gratuitamente, enarbolando una bandera del exitismo nuestro de cada día (que no solo está presente en el fútbol) La gota que rebalsó el vaso fue la siguiente portada:

A qué se refiere? Argentina debutó en el Mundial Sub-20 con un pálido empate 0 a 0, al mismo tiempo Brasil perdió 1 a 0 con Polonia con gol de Krychowiak. Obviamente no voy a ahondar demasiado en el detalle de que hasta ayer los chicos argentinos eran los mejores, que se iban a comer a todos crudos y que hoy tiene que venir un ignoto a ocupar su lugar. Lo que me interesa es esta actitud mediocre y oportunista que tienen de regodearse ante la 'desgracia' ajena y que a ellos les gusta decir que es 'el folklore del fútbol'. Digo 'desgracia' porque ante el esquema que nos ofrece el existimo marca Olé, perder es lo peor del mundo. Por que? porque nos van a poder cargar, vamos a ser el gordito de la clase, el maricón del curso, etc. Porque si uno se fija, en la mayoría de las tapas de Olé la victoria de un equipo siempre está ponderada principalmente por que eso implica la derrota y la miseria de otro. No es el goce de haber logrado una victoria, ahora parece que la principal fuente de placer ante la victoria de un equipo no es haber gritado los goles o haber jugado bien sino estar validado, por el resultado, a cargar a mi rival.
Obviamente uno siendo hincha de fútbol, entiende los códigos y el juego que uno hace con amigos(porque no también desconocidos) que son de otro cuadro. Pero cuando un medio, escudado bajo el lema 'representamos el folklore del fútbol', fustiga constantemente sobre la derrota implicita lo único que se encarna es exitismo, mediocridad y violencia. Porque está claro que Olé se ha convertido en el órgano oficial de emisión de opiniones y de legitimación en el fútbol argentino dado su carácter hegemónico, o porque no monopólico. Es evidente que cuando un hincha ve a su equipo perder no piensa: 'uh mañana salgo mal parado en Olé' Pero si día a día esta cultura mediocre se va cimentando, es claro que el mensaje que se transmite en algún momento va a repercutir, y está a las claras que hoy en día la gente no se banca perder y al mismo tiempo tampoco disfruta ganar, sino ver perder a su rival. Eso es el folklore del fútbol?
Por supuesto que esta no es la explicación a que haya violencia en el fútbol y en la sociedad, pero si desde un puesto monopólico uno alimenta y potencia situaciones que están en el nodo del problema, uno no hace más que ser cómplice para que esta situación no cambie.

6/12/2007

Fútbol, mentiras y tv

A quienes les importe minimamente el fútbol ya sabrán a esta altura que ha dejado de ser un deporte para pasar a ser, primero en un espectáculo y luego en un negocio. Tal negocio está constituido por la urdimbre entre la televisión (y medios en general) y los clubes y las asociaciones nacionales. Claro que, como suele suceder, por estos lados del globo (y particularmente en nuestro país) este proceso es llevado a niveles insospechados de desorganización y desidia. En la última semana vi dos situaciones que no hicieron más que demostrarme una vez más la injerencia que la televisión tiene sobre el desarrollo del fútbol.
-Situación 1: Jueves por la tarde, Boca Juniors se enfrenta a Cúcuta de Colombia por las semifinales de la Copa Libertadores. El partido está pautado para las 19:30 de Argentina y Fox Sports (señal que tiene los derechos exclusivos de la transmisión de la Copa) hace una previa desde las 17 con Fernando Niembro y Mariano Closs a la cabeza. Mientras Buenos Aires es atestada por una intensa niebla que cubre a toda la ciudad, y la Boca no es la excepción. Con las cámaras ubicadas desde lo más alto del estadio la visión del campo de juego es casi nula, al observar esto los comentaristas consultan a un periodista de campo para averiguar si las condiciones eran las mismas desde donde se desarrolla el juego. La respuesta es negativa, por más que la visión estaba disminuida, se veía lo suficiente para jugar. Pero desde las cámaras no se veía nada, y la dupla tranmisora comienza a bramar y a quejarse (en vivo) frente a las autoridades encargadas de decidir si el partido se jugaba o no. ¡No podían concebir como se podía jugar un partido sin televisación! Invitaban constantemente a los encargados a ir a lo más alto del estadio para comprobar que las cámaras no podía tomar una imagen nitida. Se escudaban bajo una demagogia barata diciendo: ''hay mucha gente sintonizandonos que no va a poder ver el partido''. Mientras nadie los objetaba, a nadie se le ocurría responderles: ''señores, la televisación es algo accesorio. Si el partido se puede disputar, se disputará y ustedes arreglense como puedan''. Aunque nadie lo dijo, finalmente primó el sentido común y el partido se disputó
-Situación 2: Sábado por la tarde Nueva Chicago enfrenta a River Plate por el Torneo Clausura argentino. Chicago, acuciado por el descenso, va ganando 2 a 1 hasta el minuto 43 del complemento cuando en una jugada en ofensiva de River, Marco Ruben es desplazado afuera del area y cae dentro de ella. El Referi en primera instancia cobra tiro libre para River, pero advertido (erroneamente) por su asistente finalmente cambia su decisión y cobra penal. Hasta aquí nada fuera de lo común. ¿Qué ocurrió entonces? se metió la televisión: uno de los periodistas de campo al ser consultado por el banco de Chicago responde que el penal no fue. Y aqui si que dejó de primar el sentido común: todo el banco de Chicago se metió al campo de juego para reclamarle al árbitro que cambie su decisión ''porque en la televisión dijeron que no fue penal''. A esto, como habían jugosas imagenes para captar, se metieron 2 cámaras de la transmisión, y como consencuencia de esto se sumaron policias y promotoras (cuales perros pavlovianos) que cada vez que hay una cámara prendida deben pararse detrás de los protagonistas, así sea que hablen con la figura del partido, con un tipo que tiró una botella o con un jugador al que se le acaban de romper los ligamentos. Así se vieron imagenes vergonzosas entre las cuales se destaca a Ramaciotti (técnico de Chicago) diciendole al periodista de campo: ''veni Gallito, decile que no fue penal''. Amén de todo el desmán que fue la situación y de las diferentes burradas que se dijeron (amenazas, súplicas para que erren el penal, petición de remoción del fallo dado que la televisión mostraba que no había sido) lo que no recalcaron los periodistas (corporativismo jodido si es que los hay) es que toda esa situación se vio originada por el hecho de que un periodista dijo algo que no debía decir, y que en última instancia, no importaba ya que en el reglamento no está estipulado que un árbitro pueda cambiar su decisión tomando en cuenta imagenes captadas por la televisación.
El problema de estas dos situaciones es principalmente la naturalización del rol de la televisión a la hora de jugarse un encuentro de fútbol. Como la pantalla es considerarada soberana por encima del desarrollo del deporte mismo es lo que debería llamarnos principalmente la atención y no que un partido se juegue aunque las condiciones no favorezcan a la transmisión.